El informe conspiranoico que divide a la Casa Blanca
América está en riesgo de ser tomada por 'La Oposición', un entente global de fuerzas malignas que están forzando una "guerra política según el modelo de la Insurgencia Maoista" en EEUU. ¿Visos de realidad (mal) envueltos en exceso de rétorica o cosas de majaras psicóticos?
MEN IN BLACK PROYECT.- POTUS & Guerra Política. Así se llama el documento. Un memorando de 7 páginas que nos permite asomarnos al modelo de mente paranoica que rige entre cierto sector de la Casa Blanca.
Ese sector eternamente malencarado, el de Steve Bannon y la alt-right más envalentonada y maníaca, el que comulga con las estrategias comunicativas de Breitbart o Infowars y ve enemigos y tramas ocultas hasta en el dibujo de la corbata de Obama.
Detrás del informe está Rich Higgins, ex funcionario de la Oficina de Planificación Estratégica del Consejo de Seguridad Nacional y fiel al defenestrado Michael Flynn. El general McCaster se lo quitó de en medio el mes pasado, tan pronto como descubrió el memorando. No quiere a gente así en su departamento. Pero el memorando llegó a manos de Trump por una vía atípica —su hijo Donald Trump Jr.— y en los mentideros de Washington se cuenta que el presidente se puso “furioso” cuando se enteró que Higgins había sido despedido por redactar aquellas líneas.
Él parece que sí quiere a gente así en su equipo. Y eso tiene a los medios estadounidenses preocupados.
Los agentes de La Oposición
El memorando de Higgins viene a decir, con una retórica pretenciosa y épica, que existe una gran conspiración global para acabar con Trump y proteger el “marxismo cultural” predominante en EEUU. “Esto no es política al uso, sino más bien una guerra política a un nivel sin precedentes”, escribe el funcionario.
Higgins sostiene que la Administración Trump está siendo asediada por “devastadoras campañas de información diseñadas para primero socavar, luego deslegitimar, y finalmente derribar al presidente (...)
Reconociendo en el candidato Trump una amenaza existencial a los memes del marxismo cultural que dominan la narrativa cultural prevalente, aquellos que se benefician [de esa narrativa] reconocen la amenaza que supone y buscan su destrucción”.
Aquellos que se benefician. ¿A quién se refiere exactamente?
Bueno, ahí está parte del problema. Los hay de todo tipo y están por todas partes.
Higgins enumera a todos los malosos que, a su parecer, están tratando de mover hilos para derrocar al presidente de una manera presuntamente ilegítima. Y ahí cabe de todo, como en botica. Izquierdistas, banqueros, globalistas, intelectuales liberales, medios de comunicación, miembros del establishment de Washington, salafistas, demócratas e incluso líderes republicanos.
Son los enemigos de América. “Para que sus visiones puedan tener éxito, America, como ideal y como entidad política y nación, debe ser destruida”.
El funcionario llega a identificar siete grupos que, sostiene, forman parte de la gran conspiración:
1. Los medios mainstream
Nada nuevo bajo el sol. Los ataques de Trump contra The New York Times, Washington Post o CNN son constantes. Todos caen en eso que el llama “The Fake News Media”. Para Higgins, estos medios son “el principal mecanismo para implementar narrativas” contrarias a Trump en la opinión pública.
2. La Academia
La intelligentsia del conocimiento y sus instituciones. Escuelas liberales, universidades, centros de investigación... “La Academia ha servido como uno de los principales nodos anti-estado” y es “un canal fundamental para la creación de futuros adherentes a las narrativas del marxismo cultural”.
3. El 'deep state'
Desde su llegada al poder, Trump ha escenificado en más de una ocasión su aprensión hacia los servicios de inteligencia del país. El ejemplo más claro está en su rifirafe con James Comey, ex director del FBI. El pasado jueves, POTUS volvió a la carga al decir en público que nunca había confiado en John Brennan, director de la CIA hasta el pasado enero. Higgins eleva la retórica en una frase épica. “ Al no considerar ninguna otra cosa que aumentar su propio poder, el deep state se convierte, como defendía Hegel, en Dios cabalgando la Tierra”.
4. Las corporaciones globales y los banca
La alt-right nacionalista odia a gente como Michael Bloomberg o George Soros. En ellos ven al ejemplo perfecto de esos empresarios globales, inversores y banqueros que “explotan a las poblaciones, sin atenerse a leyes de protección nacionales o a las nociones de la moral personal y la piedad”.
5. Los demócratas.
Higgins señala a los líderes del Partido Demócrata como “facilitadores del contra-estado que ejecutan, sostienen y protegen los programas de acción del marxismo cultural y facilitan la expansión implacable del 'deep state'”. Previsible.
6. Los líderes repúblicanos
Menos previsible. El memorando también ataca a los líderes republicanos “más preocupados por ser acusados o por que les llamen racistas, sexistas, homófobos o islamófobos que de no cumplir con su juramento de “apoyar y defender a la constitución”.
7. Islamistas
El último bando del equipo de los malos es el de los islamistas, que buscan “dividir a la sociedad Americana contra ella misma con la imposición forzada de objetivos islamistas en una mitad de la sociedad americana por parte de la otra mitad”. Guerra de civilizaciones, vaya.
El medidor de confusión y asombro se dispara cuando Higgins alude a esa supuesta conspiración como una “guerra política entendida según el modelo de la Insurgencia Maoista”.
O cuando asegura que la “izquierda dura” se ha aliado en EEUU con organizaciones islamistas como los Hermanos Musulmanes .
O cuando mete a las empresas inmobiliarias entre los enemigos del Gobierno de Trump, en tanto que "dependen enormemente de inquilinos inmigrantes", para después asegurar que son esas fuerzas económicas —las inmobiliarias, la gran banca— las que tratan de aprovechar la amenaza del terrorismo islámico como excusa para restringir las libertades civiles.
O cuando sugiere que aquellos que han acusado a Trump de racista, xenófobo o sexista están en realidad tratando de socavar las bases de la moral judeocristiana mediante la propagación del virus del nihilismo.
"Como cultura judeocristiana, la inclusión forzada de nociones postmodernas de tolerancia está diseñada para inducir contradicciones nihilistas que reducen toda reflexión, toda fe, todas las lealtades a la insignificancia", escribe.
Cuestión de bandos
El memorando ha despertado reacciones muy diversas entre los analistas. Muchos lo han despachado con una mezcla de sorpresa, risas y miedo, pero también hay quien lo defiende como acertado.
“ Sobreexcitado” y “pirado”, dice el periodista Joshua Green, autor de un reciente bestseller sobre el presidente. Para Ken Gude, del thinktank Center for American Progress, el informe es “ la cosa más loca que haya salido del Consejo de Seguridad Nacional.
Son las divagaciones extrafalarias de un teórico de las conspiraciones”. Y añade: “La lista de enemigos podría leerse de tal manera que describiese a prácticamente cualquier persona, excepto a los leales a Trump. Es muy alarmante pensar que esta es la manera en la que gente cercana al presidente ve el mundo y ve el país”.
En realidad, el caso Higgins ejemplifica el pulso que se vive en el ala oeste de la Casa Blanca entre el general McCaster y el estratega Steve Bannon. Los partidarios de las visiones más extremas y más de derechas del segundo han hecho del despido de Higgins un motivo para pedir públicamente la destitución de McCaster.
Al frente de esa campaña contra el consejero de seguridad se encuentra Frank Gaffney Jr., presidente del thinktank Center for Security Policy. El viernes pasado se refería al memorando de Higgins en un comunicado como “lectura obligada”.
“El retrato alarmante que el documento hace de una campaña multidimensional para quitar al presidente, respaldado por un análisis riguroso, deja claro que el hombre que debería ser despedido no es Rich Higgins, sino el general que le ha castigado, y que, de este modo, ha intentado acallar sus advertencias”.
Otros, menos fans de Higgins, se preguntan cómo un hombre así ha llegado a trabajar para el Consejo de Seguridad Nacional, teniendo en cuenta cosas que ha dicho en el pasado.
Cosas como que el concepto de 'islamofobia' ha sido inventado por los propios terroristas para sofocar el pensamiento crítico en Occidente, o que los Hermanos Musulmanes se hicieron con el control de la toma de decisiones en la Casa Blanca durante el mandato de Obama. No lo dice en sentido figurado.
“Ibas y te sentabas en aquellas reuniones en la Administración Bush, y los Hermanos Musulmanes estaban en aquellas reuniones, en la mesa, contigo. Durante la Administración Obama, ellos dirigían las reuniones”, aseguró el año pasado en un programa radiofónico. Y tan ancho.
Fuente:Playground
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