MEN IN BLACK.- La siguiente Historia Americana de Terror son una serie de sucesos reales ; sin embargo, hemos combinado tres versiones de testigos anónimos con el propósito de hacerla más ligera, pero definitivamente verídica.

¿Que usted se sorprenderá y creerá que podría ser una reverenda exageración? ¡No lo dudamos! Pero recuerden que la realidad supera la ficción. Así que, bienvenidos a:

LA COSA QUE VUELA DE NOCHE
by Marco G

Era medianoche y el frío calaba hasta los huesos, por eso Michael aceleraba cada vez más su auto en aquel paraje solitario de la carretera a Río Bravo.

Tranquilamente se daba cuenta de que estaba a punto de cruzar el legendario puente del canal Anzaldúas, un lugar del que se contaban muchas historias de fantasmas, sobre todo en el área de Palo Banco, una localidad a 15.3 kilómetros al noreste de Reynosa, Tamaulipas.

Absorto en sus pensamientos, oprimió el botón de su estéreo para escuchar a mayor volumen su estación favorita: The Q 94.5 de McAllen, animándose a cantar a todo pulmón:
“Welcome to the jungle, we got fun and games, jungle, jungleeee” - gritaba.
De pronto, el auto se iluminó como si unas fuertes luces blancas flotaran en su interior. Sumamente sorprendido, atinó a mirar por el retrovisor, y dos potentes luces blancas estaban siguiéndolo, o al menos eso parecía.

Relata que la carretera estaba desierta, y podía ver que "algo" como una nave lo seguía. 

Aquel extraño objeto parecía tener en su parte baja esas luces blancas, y a medida que pasaban los segundos, Michael se sentía más acosado por lo que él creía se trataba de un helicóptero.

“Lo raro es que no se escuchaba ruido alguno, como el que hacen los pinches helicópteros” - recordaba. Pero se convenció de que probablemente lo habían confundido con un narco, y temía lo peor.
Empezó a disminuir la velocidad de su auto mientras volvía a mirar por el retrovisor. Esas dos potentes luces parecían acompañarlo.
“Tenía miedo de que me dispararan, y es que en la frontera se cuentan muchas cosas de los malditos polis” - confiesa
Y entonces Michael observaría algo más que raro. 

Al lado de la oscura autopista, una persona caminaba totalmente erguida, como si fuera un robot. Lentamente pasó a su lado y se extrañaría de que alguien se atreviera a caminar en la oscuridad de la madrugada.

“Parecía llevar una gabardina y un sombrero, porque cuando lo rebasé pude ver que estaba vestido todo de negro, pero no volteaba” - recuerda.
Luego de la sorpresa de la presencia misteriosa, Michael continuó temeroso de aquel supuesto "helicóptero" que le seguía muy de cerca, iluminando su camino. 

Para su sorpresa, nuevamente ahí estaba junto a la carretera la misma figura del hombre de negro que ya había visto en el camino. Extrañado, se preguntaba cómo era posible.

Cuenta que en ese instante pensó que se trataba lógicamente de dos personas caminando en la carretera, pero algo no le parecía normal; ambos tenían la misma vestimenta negra.

Un tanto perturbado por tan inusuales escenas, continuaría con suma prudencia su camino mientras las chingadas luces blancas parecían no dejarlo libre; era como si trataran de cegarlo.

Y tal como si fuera una historia de terror americana, Michael nuevamente se toparía con el hombre de la gabardina negra:

“¿Cómo? ¿Tres iguales?” - exclamó mientras un escalofrío le recorría la espalda.

Cuenta a este medio que ya para esos instantes, por fin lograría ver el rostro de la enigmática presencia aquella:

“Sí, era como una cara de demonio. Sí, sí, ojos rojos y tenía como unos colmillos. Era espantoso porque su piel tenía colores como verde y gris. Además, su rostro estaba como arrugado o tatuado, y en verdad me daba mucho, mucho miedo” - confiesa aún temeroso.
Continúa relatando  que para esos intensos minutos sería presa del pánico, y sin importarle nada, aceleraría a fondo su auto, olvidándose hasta de las luces blancas que le estaban siguiendo.

 ¡Pero de pronto!

Vio asombrado frente a su auto una cosa negra que volaba alrededor:

“Díganle a la gente, que eso, la cosa aquella, flotaba afuera de mi auto, y a pesar de que yo iba a toda velocidad, estaba como flotando en cámara lenta y me miraba, me miraba fijamente. ¡Dios! No puedo olvidar esos ojos rojos que me miraban esa noche” - solloza.
Continuando su fantástica experiencia, nos confiesa que, a pesar de estar totalmente presa del pánico, pudo ver que frente a él estaba aquel hombre que había visto tres veces en la carretera. Sin dudarlo, se daba cuenta de que era el mismo hombre que había visto caminar en diferentes tiempos.

Cita que luego las cosas parecieron salirse de control, porque "la cosa negra" revoloteaba alrededor de su auto, y es que el enigmático hombre de la gabardina negra se había transformado. ¡Ahora parecía tener dos grandes alas como de murciélago!
“Era como un ángel, pero todo de negro. Se veía malo. Solo sentir su presencia hacía que mi piel se pusiera como de gallina; era como tener un frío intenso en una noche de calor” - dijo con tristeza
Cita que las dos luces, de las cuales ya ni se acordaba, también aparecieron repentinamente frente a su auto, pero luego, como si fueran un relámpago, desaparecerían hasta formar un pequeño punto en la noche de una madrugada inolvidable.


Afirma que igual pasaría con la cosa aquella. Todo desaparecería en unos instantes y la calma pareció envolver nuevamente el camino, excepto a un Michael que, presa de un nerviosismo animal, temblaba mientras también se perdía en la noche más extraña de su vida...
 ¿Fue real la experiencia de Michael en esa oscura carretera a Río Bravo? ¿Te atreverías a manejar en una noche profundamente oscura en ese tramo del puente al canal Anzaldúas? ¿Has visto las luces y la cosa negra que vuela? ¿Ahora tienes miedo de viajar... sola?