MEN IN BLACK.- En una  ciudad de la frontera mexicana pasó la siguiente historia enmedio de unas calles  desiertas a mitad de la noche. 

En esa ocasión, los edificios y las farolas de luz amarillenta proyectaban sombras largas y misteriosas. Mientras tanto Harry, un hombre joven y dedicado a su trabajo, estaba acostumbrado a salir tarde de la oficina. 

Aquella noche, sin embargo, algo se sentía diferente.

Harry cerró la puerta de su oficina y se dirigió al estacionamiento subterráneo. 

Mientras caminaba, el eco de sus pasos resonaba en el espacio vacío, amplificando la sensación de soledad. Su auto un tanto clasico, un modelo antiguo esperaba en su lugar habitual.

 Intentó encender el auto, pero este no respondía. Frustrado, Harry golpeó el volante y salió del vehículo. Abrió el capó y trató de revisar la batería, pero su conocimiento era limitado.

"¿Problemas con el auto?" La voz era suave y anciana, proveniente de una banca en la esquina del estacionamiento.

Harry levantó la vista y vio a un anciano de barba blanca sentado tranquilamente. La tenue luz de las farolas apenas iluminaba su rostro, pero sus ojos brillaban con una sabiduría profunda. 

Vestía ropas extrañas, casi como de otro tiempo futuro, con telas que reflejaban sutilmente la luz y detalles que Harry no pudo identificar. Parecía un ángel del futuro, emanando una presencia calmante y celestial.

Harry se acercó lentamente, intrigado y un poco desconcertado. "Sí, parece que la batería no quiere encender," respondió.

El anciano asintió, sin moverse de su lugar. "Estos autos modernos pueden ser caprichosos. Permíteme darte un consejo mientras trabajas en ello."
Harry frunció el ceño pero decidió escuchar. Volvió a su auto y comenzó a intentar ajustar la batería, siguiendo las indicaciones del anciano.
"Sabes, Harry," comenzó el anciano, su voz calmada y reconfortante, "tu futuro está lleno de caminos y posibilidades. Veo en ti una gran determinación, pero también una búsqueda de algo más profundo."

Harry se detuvo y miró al anciano. "¿Cómo sabe eso?"
El anciano sonrió, una sonrisa cálida y casi angelical. 

"Digamos que tengo cierta afinidad para ver más allá de lo evidente. Veo que te preocupa tu carrera, pero también anhelas algo más, algo que todavía no has identificado. Tu viaje no será fácil, pero grandes cosas te esperan."
Harry volvió a concentrarse en la batería del auto, sus pensamientos girando alrededor de las palabras del anciano. "¿Qué tipo de cosas?"
"Éxitos y fracasos, encuentros inesperados y decisiones cruciales," continuó el anciano. "Conocerás a personas que cambiarán tu vida y descubrirás fuerzas dentro de ti que no sabías que tenías. Debes tener cuidado con las decisiones que tomes, cada una te llevará por un camino diferente. Veo que un día liderarás un proyecto innovador que transformará la industria en la que trabajas, y tu nombre será reconocido por muchos."
Harry, sin saber por qué, sentía una extraña tranquilidad mientras escuchaba al anciano. "¿Algo más?"
"En el futuro próximo, tendrás la oportunidad de viajar a lugares lejanos, donde encontrarás inspiración y respuestas a preguntas que ni siquiera sabías que tenías."
Finalmente, ajustó el último conector de la batería y cerró el capó.
"Prueba ahora," dijo el anciano desde su banca
Harry entró al auto y giró la llave. El motor arrancó suavemente, como si nunca hubiera habido un problema. 

Salió del auto, listo para agradecer al anciano, pero al girarse, el hombre ya no estaba sentado en la banca, solamente un viento fresco y ligero movía las hojas mientras una neblina verde se disipaba a lo lejos.
Harry se quedó allí por un momento, tratando de comprender lo que había sucedido. Finalmente, se subió al auto y condujo hacia su hogar, con las palabras del anciano resonando en su mente. 

Mientras la noche envolvía la ciudad, Harry sabía que había encontrado algo más que una solución para su auto; ahora tenia un fragmento de sabiduría que lo acompañaría por el resto de su vida.