MEN IN BLACK.- Durante años he escuchado la misma pregunta, repetida con ansiedad casi ritual:
“¿Cuándo llegará la Disclosure?”
La mayoría imagina un día específico, un anuncio oficial, un discurso presidencial, un objeto descendiendo del cielo con cámaras transmitiendo en vivo.
Pero después de revisar documentos, declaraciones oficiales, patrones mediáticos y décadas de narrativa cultural, llegué a una conclusión incómoda:
Si seguimos esperando la revelación como un evento, nunca la vamos a reconocer cuando ocurra.
Porque la revelación —si es que ese término aún sirve— no está diseñada para ser vista como un momento, sino como un proceso lento, administrado y cuidadosamente dosificado.
El silencio no es ignorancia, es arquitectura
Cuando uno analiza con frialdad las declaraciones recientes del Pentágono, de la NASA o de figuras como David Grusch, hay algo que salta a la vista:
nadie dice que no sea tecnología no humana… pero tampoco lo confirma.
El lenguaje es quirúrgico:
“Fenómenos no identificados.”
“Tecnología de origen desconocido.”
“Necesitamos más datos.”
Esto no es falta de información. Es control del marco narrativo.
He llegado a pensar que la llamada Disclosure no tiene como objetivo informar al público, sino medirlo. Cada filtración, cada audiencia en el Congreso, cada video liberado funciona como una prueba de estrés psicológica colectiva.
¿Hasta dónde podemos aceptar sin entrar en pánico? ¿Cuánto puede normalizarse lo imposible?
No estamos siendo observados: estamos siendo administrados
La famosa hipótesis del zoológico suele plantearse como algo casi benigno: una civilización avanzada que nos observa sin interferir, pero eso es una lectura superficial.
En biología, ningún zoológico existe solo para mirar.
Se observa para clasificar, intervenir, modificar y preservar.Cuando conecto esto con antiguos mitos, con relatos de abducción modernos y con la obsesión recurrente por la genética —híbridos, compatibilidad biológica, manipulación del ADN— la idea de una simple observación pasiva deja de sostenerse.
Si hay algo ahí afuera, no solo nos mira.
Nos estudia como sistema.
Clones, reemplazos y la idea que nadie quiere tocar
Uno de los elementos que más me llamó la atención en el tráiler de Disclosure Day no fue la nave ni los círculos de cultivo, sino la insistencia visual en los clones, en los dobles, en lo humano que no termina de ser humano.
Esto conecta con algo que he visto repetirse en testimonios marginales durante años: personas que dicen sentir que alguien cercano “ya no es el mismo”, cambios abruptos de personalidad, miradas vacías, conductas mecánicas.
No hablo de ciencia ficción directa, hablo de una posibilidad mucho más inquietante:
no es una invasión, es algo similar a una sustitución silenciosa.Una invasión genera resistencia, pero una sustitución mantiene el sistema funcionando.
Los crop circles no son mensajes espirituales
Otro punto que suele ridiculizarse son los círculos de cultivo, pero cuando uno deja de verlos como símbolos místicos y los analiza como estructuras geométricas, el discurso cambia.
Muchos Crop Circles presentan:
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Simetrías imposibles de ejecutar manualmente
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Codificación matemática avanzada
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Relación con frecuencias electromagnéticas específicas
Esto no se parece a un “mensaje para creer”, se parece más a lenguaje técnico, a marcadores y a instrucciones comprimidas.
Quizá nunca estuvieron dirigidos a nosotros como individuos, sino al entorno, al campo, al sistema.
Spielberg no inventa: traduce
A lo largo de los años he notado algo curioso en Steven Spielberg, parece adelantarse constantemente a conversaciones que años después se vuelven reales.
Close Encounters no habla de invasión, sino de contacto gradual.
A.I. cuestiona qué significa ser humano.
Minority Report anticipa el control predictivo.
Disclosure Day no muestra revelaciones… solo consecuencias.
No creo que Spielberg sea parte de un “complot”, pero sí creo que funciona como traductor cultural, como Alguien que toma ideas que circulan en niveles más profundos —científicos, militares, incluso no declarados— y las convierte en narrativa digerible.
El cine no nos informa, nos acondiciona emocionalmente.
El verdadero miedo no es verlos, es mirarnos
Después de todo este recorrido, hay una idea que se repite una y otra vez, y que explica el silencio institucional mejor que cualquier encubrimiento clásico:
El problema no es que sepamos que ellos existen.
El problema es lo que eso implicaría sobre nosotros.Que quizá no somos tan autónomos.
Que nuestra historia pudo haber sido influenciada.
Que nuestra identidad no es completamente humana.Eso sí sería un shock real.
La revelación ya ocurre, solo que no la reconocemos
No habrá un día marcado en el calendario.
No habrá naves descendiendo frente a cámaras.
No habrá un anuncio que cierre el tema.
La verdadera revelación ocurre cuando dejamos de preguntar si existen y empezamos a preguntarnos qué papel jugamos nosotros en todo esto.
Cuando eso pase, la Disclosure oficial ya no será necesaria, porque el silencio habrá cumplido su función.
Por MARCO G




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