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MEN IN BLACK .- A mediados de 2017 un grupo expedicionario de buscadores de tesoros a cargo de una empresa privada se topó accidentalmente, en una cueva ubicada entre los límites de los estados mexicanos de Veracruz y Puebla, con una piedra tallada en la que se observan claramente las imágenes de formas alienígenas.

Esa experiencia inicial motivó una nueva excursión al sitio, al que hay que caminar varias horas en un viaje complicado por las malezas. Una nueva visita al lugar confirmó las presunciones: en el sitio existen pruebas de haberse producido entrecruzamientos entre hombres con seres de otros mundos…

Hace un tiempo

Hace algo más de tres meses, al realizar una expedición el grupo llamado Buscadores de Tesoros, a cargo de los especialistas en detección José Aguayo y Manuel Rangel Vigueras, juntamente con Asrael y Héctor Pavón y Claudia Vázquez y algunos otros colaboradores, de manera accidental encontraron una piedra tallada con formas alienígenas en el interior de la cueva.

Se deben caminar varias horas a través de abundante vegetación para llegar hasta un conjunto de tres cuevas privadas, localizadas entre los límites de Veracruz y Puebla. 

Allí, en dos se reportaron descubrimientos sorprendentes, dadas las características de los grabados, porque esta vez en una de las cuevas se ubicó un buen número de piedras con imágenes que, evaluadas inicialmente, representan una potencial relación entre seres humanos y extraterrestres.

Empero, además, en otra cueva se halló la presencia de un metal que, a decir de los expedicionarios, en un alto porcentaje se trataría del siempre preciado oro.

“Primer encuentro”

En las piedras grabadas, localizadas en la cueva en la que descubrieron más pruebas, se pueden ver variados dibujos tallados, entre los que destacan naves extraterrestres y seres que no son ciertamente hombres, tal como es desde su evolución inicial hasta la actualidad. 

Las mismas fueron bautizadas por sus descubridores como “piedras del primer encuentro”.

Así, en una de las piedras que se encontró fracturada, al parecer por anteriores expediciones (no reveladas posiblemente) se vislumbra la parte superior de lo que todo parece indicar es una nave espacial, a su lado un ser extraterrestre y, aparentemente, un jerarca de una antiquísima cultura prehispánica.

Este habitante estaría recibiendo lo que los investigadores calificaron como una mazorca de maíz, además de algunos otros elementos o símbolos que no pudieron ser aún descifrados. 

Al respecto, hay que consignar que las leyendas de los lugareños hablan de un posible aterrizaje forzoso de una nave extraterrestre, que bien pudo pudo haber quedado atrapada o incrustada en una cueva.

Este fue uno de los motivos principales para que los buscadores de tesoros iniciaran su búsqueda y, con la ayuda del propietario del predio, produjeron la primera visita hace tres meses, logrando lo inimaginable. 

Porque no sólo encontraron la cueva sino algunas piedras en las cuales se muestran imágenes de seres humanoides, por lo que se programó esta nueva visita.

Oro, ¿la recompensa mayor?

De todas maneras, y como todo el periplo ha sido filmado y con profusa cantidad de fotografías tomadas por los expedicionarios, la sorpresa fue aún mayor cuando se pudo verificar la existencia de algo brillante de color dorado, por lo que, al pasar el detector de metales, se comprobó que se trataba de un material metálico y que en apariencia podría ser oro en laminilla muy delgada, fragmentada y esparcida por todo el lugar, por lo que se espera que con la muestra tomada del sitio se pueda confirmar o desechar que se trata de oro.

¿Quién se hace cargo de esas piedras?

Sobre las atribuciones o límites que podría tener el grupo de buscadores de tesoros sobre este hallazgo, José Aguayo explicó que el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) no puede reclamar nada dado que lo encontrado no es arqueología en sí, ya que si fuera una figura de barro tendría una real injerencia, aunque no descartaron que el INAH se haga cargo de todas formas.

“Si en un momento dado el instituto decidiera recoger las piezas, para ambos grupos de búsqueda sería mejor porque de esta manera estarían aceptando lo que por muchos años han negado: la existencia de personas que habitan fuera del planeta”, explicó algo dubitativo Aguayo.

Finalmente, el grupo de buscadores de tesoros garantizó que, dados los hallazgos (incluido el potencial oro) y al contar con los correspondientes permisos del propietario, es probable que se realicen futuras visitas a las cuevas, aunque sin especificar cuál es el objetivo principal.

Fuentes: Manuela V. Carmona eldelsur.com /
                cronica.com.ar


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