MEN IN BLACK.- Esta historia sacada de las sombras de la vida real fue real pero mucha gente no la aceptara porque sencillamente jamas le ha pasado.

Sin duda que todo lo que les contaremos a continuación si es un extraordinario incidente verdadero, así que empecemos.

Una noche  conducía por la carretera Reynosa-Matamoros, rumbo a Río Bravo, Tamaulipas, México. 

Era una noche como cualquier otra, al menos eso suponía hasta que una figura apareció enmedio de la oscuridad, justo antes de llegar al pequeño poblado conocido como Palo Blanco.

La siniestra figura parecía estar pidiendo un aventón.
El frío mientras tanto se colaba por las rendijas de las ventanas del coche y la medianoche ya pesaba sobre mis hombros como una losa. 

Opte por no detenerme. 

Mi instinto me gritaba que algo estaba terriblemente mal y es que la figura era indescriptible, tanto que para mi era como un manto oscuro que te daba una sensación de mucho miedo.

Sentí que mi corazón comenzaba a latir con fuerza con un tamborileo frenético que reverberaba en mis oídos. 

Entonces un escalofrío me  recorrió y no tuve mas remedio que acelerar el auto, esperando que la distancia disipara mi temor. 

Pero luego...

¡Un golpe sordo resonó en el cofre del coche, fue como si algo pesado hubiera caído del cielo!
De repente un rostro grisáceo se estampó contra el parabrisas, una cara con ojos vacíos y muecas de horror que se clavaron inmediatamente en mi mente. 

El grito que salió de mi garganta fue un sonido primitivo, una mezcla de terror y desesperación. 

Presa del pánico, solo atine a encender los limpiaparabrisas, como tratando ingenuamente de borrar aquella visión infernal.

Pero esa cosa, ea cosa o lo que fuera, se despegó del vidrio con una rapidez sobrehumana y desapareció como un relámpago en la oscuridad. 

El silencio volvió, pero mi miedo persistía como un martilleo constante en mi sienes. 

Cada latido en mi corazón era un eco del terror que acababa de experimentar.

Con las manos temblorosas y los dientes castañeando, conduje el resto del camino en un trance, todo mientras la imagen del rostro grisáceo seguía grabada en mi mente, un espectro que ahora me sigue por siempre
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