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La Casa de Los Duendes en Reynosa, Tamaulipas

 

MEN IN BLACK.- La historia parece bastante común: una casa ubicada en una esquina del boulevard del Maestro en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, que lucía como una residencia "de personas con dinero". 

Sin embargo, luego de ser abandonada por la ahora atribulada familia, actualmente es el centro de muchas increíbles historias y leyendas urbanas reynosenses.

La gente que ve la casa al pasar podría pensar que sus antiguos moradores simplemente se fueron a residir a otra ciudad, o que las versiones alrededor del lugar han sido resultado de historias exageradas acerca de matanzas o crímenes. 

Pero deben saber que yo conocí a esa familia, yo estuve en esa casa… y esta es mi historia.

Puedo asegurarles que quienes habitaban el lugar sí eran personas extrañas; incluso me atrevo a decir que sus ideas eran influenciadas y manipuladas “por algo o alguien más”. 

Recuerdo que en los interiores de la casa, que actualmente se conoce como “la casa de los duendes”, había una temática musical. 

Los muebles se combinaban con dibujos de instrumentos musicales: pianos, guitarras y muchos otros, como si la familia tuviera una escuela de estudiantes. 

Sin embargo, solo eran una familia de tres y una nana.

Tal vez esta característica de música en su interior haya dado lugar a la versión de que en las noches ahí se celebraba El Baile de Los Duendes, así dicen en Reynosa

Se cuenta en la ciudad que las esculturas de duendes que estaban instaladas en la fachada principal de esa casa, según los testigos, cambiaban de lugar e inclusive de gestos todos los días, todo esto sin que nadie los moviera ni hubiera una explicación al respecto.
Para que se den una idea de lo que hablo, la casa es muy grande y sus interiores eran bastante tétricos.  

No era normal su construcción porque tenía desde luces de diferentes colores que transmitían un ambiente oscuro, hasta símbolos en cada rincón. 

Cuando íbamos a jugar ahí, pude ver cómo las paredes tenían puertas a ninguna parte. Había libreros que en realidad eran puertas a pasillos que daban a otras habitaciones de colores rojo y negro.

Misteriosamente, había también un acceso en el piso con una oscura escalera que parecía encaminarse a un subterráneo que nunca exploramos por miedo

Una de las cosas más desconcertantes del lugar es que había pasillos tan angostos que solo un niño podía entrar y caminar, tal como si efectivamente los duendes habitaran la casa

Había también raros cuartos pequeños con una especie de sillón en cada uno, parecía que ahí solo se podían sentar a algo porque había colores y velas alrededor.

La familia que construyó esa mansión en Reynosa tenía una niña llamada Erika, una niña que sufría de autismo, lo cual mantenía en estrés a la madre, principalmente. Debido a este problema, Erika era celosamente cuidada por una enigmática nana que pasaba prácticamente todo el día con ella, a tal grado que los padres dependían completamente de la misteriosa mujer.

Erika, de repente, empezó a tener un comportamiento muy raro. Coleccionaba cosas como basura, objetos raros, pelos, muñecas sucias y todo lo que recogía en las calles. 

Puedo atestiguar que su armario era una bodega de cosas como cepillos, utensilios, cuchillos, vestidos y hasta pedazos metálicos en lugar de los clásicos juguetes o muñecas bonitas. No parecía una niña, más bien una persona que coleccionaba “cosas raras”.

Otro detalle desconcertante es que constantemente se escuchaba a Erika cantar en un idioma que nunca pudimos identificar. 

Ella hacía ceremonias en su cuarto, dibujaba cosas en el suelo y prendía velas rojas, todo esto en compañía de su nana, de quien he llegado a pensar era una bruja.

Inexplicablemente, la familia empezó a tener graves problemas. 

Es importante destacar que los padres tenían empleos muy importantes en Reynosa y ganaban mucho dinero, lo cual les obligaba a pasar la mayor parte de su tiempo fuera de casa. 

Precisamente en este punto de mucho éxito del matrimonio, las cosas llegaron a un punto dramático cuando Erika intentó suicidarse sorpresivamente.

Según pude enterarme, Erika decía a los médicos que la atendieron que veía entidades como duendes y criaturas, aseguraba que platicaba con ellas y hasta cantaba en la soledad de su casa, siempre acompañada de su nana, de quien hasta hoy se desconoce su identidad. 

Fue tanta la presión social sobre el problema de tener una niña suicida y con aparentes problemas mentales, que la familia decidió abandonar el lugar ante la eventual serie de eventos misteriosos, simplemente dejaron todo y desaparecieron una noche de Reynosa.

Actualmente, la casa luce abandonada y, a pesar de que al principio nadie se percató de la partida de la familia, posteriormente se propagó la versión de que las esculturas de los duendes que habían quedado en la fachada de la casa constantemente cambiaban de lugar. La gente empezó a curiosear en los alrededores de la casa que rápidamente llamaron La Casa de los Duendes.
No puedo asegurar si, por culpa de estas versiones que la gente decía de los duendes, se terminaron robando las estatuas de los gnomos. 

Mucha gente cuenta que ya no están en la casa porque se trataba de estatuas que tomaban vida en las noches, solo que ante tanta curiosidad decidieron desaparecer ante el acoso de la gente que visitaba el lugar.

Sin duda, la casa de los duendes es real, pero hasta hoy nadie sabe del paradero de la enigmática familia y la nana, una nana misteriosa que muy bien podría ser la única persona capaz de respondernos a las interrogantes de la posesión de Erika, los duendes que cantaban en ceremonias misteriosas y, sobre todo, dónde están los duendes de la casa.

Si usted quiere visitar esa casa, solo cuídese porque nadie ha logrado pasar una noche completa en el lugar. Se cuenta que los duendes te invitan a cantar y si no les gusta, corres el riesgo de desaparecer para siempre.

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